CÓMO GESTIONAR NUESTROS MIEDOS SOBRE LA SALUD

HIPOCONDRÍA EN TIEMPOS DE COVID-19

CÓMO GESTIONAR NUESTROS MIEDOS SOBRE LA SALUD

 

QUÉ ES LA HIPOCONDRÍA

La hipocondría se caracteriza por la continua preocupación y el miedo a padecer una enfermedad grave. La persona hace una interpretación catastrofista sobre alguna sensación corporal y de ahí piensa que padece una enfermedad. Por ejemplo, un lunar, tos, sentirnos cansados, etc.
La persona con hipocondría piensa constantemente sobre sus síntomas, reales o imaginarios. Se entrena tanto en focalizar la atención sobre sus sensaciones, que llega a percatarse de signos funcionales que normalmente escapan a la consciencia (la intensidad de los latidos cardíacos, etc.). Es decir, desarrollan una especial sensibilidad hacia las sensaciones, etc.
Es comprensible que ante la pandemia que estamos viviendo los síntomas de malestar aumenten de manera considerable. Si personas que no sufren este trastorno se alarman ante cualquier signo de poder padecer covid-19, para las personas hipocondríacas los pensamientos catastrofistas se multiplican.

 

IMPACTO DE LA HIPOCONDRÍA EN LA VIDA DE LAS PERSONAS

La preocupación que sienten las personas con hipocondría es algo que llevan a cuestas diariamente, interfiriendo en los distintos ámbitos de su vida y, en definitiva, en su calidad de vida. Son personas con una gran angustia, miedo, se sienten muy incomprendidos, solos y desamparados frente a lo que les ocurre. Por lo que en un intento de aliviar todas estas emociones recurren a: 

  • Búsqueda continua de información: frente a la angustia de que les pasa algo, buscan constantemente información sobre la enfermedad que creen padecer. Revisan libros, miran en Internet y en las redes sociales, preguntan a amigos y a expertos… Con la pandemia, la cantidad de noticias que se reciben a través de los medios de comunicación puede hacer que estén continuamente conectados con el fin de recabar la máxima información posible.
  • Acudir al médico con mucha frecuencia: Ante cualquier señal que puedan interpretar de que algo no va bien, acuden al médico y, aunque éste les diga que no presentan ninguna enfermedad, esto solo les tranquiliza durante un breve momento, tras el cual vuelven a su pensamiento inicial (“no lo habrán detectado bien”, “hay que hacerse más pruebas”, etc.). Ante la pandemia, no se puede acudir al médico por lo que esto les supone una gran fuente de ansiedad.
  • Empeora el estado de ánimo: el estar continuamente pensando que están enfermos y la angustia de no saber qué hacer ante ello, hace que experimenten una disminución en su estado de ánimo. Renuncian a hacer muchas cosas en su vida para cuidarse de la enfermedad que creen padecer.
  • Revisión e hipervigilancia continua: ante la angustia de la enfermedad, revisan continuamente su estado y se mantienen en alerta por si muestran algún síntoma, sensaciones…. Por ejemplo: están pendientes de si sienten una sensación extraña en el hombro, de cómo es, de si cambia a lo largo de los días…
  • Deterioro de las relaciones afectivas: cuidar las relaciones afectivas se convierte en algo muy difícil cuando prácticamente no podemos parar de pensar en enfermedad, médicos, etc. Además, resulta desgastante para aquellas personas de su entorno.
  • Dificultades de concentración: su rendimiento puede verse afectado ya que los síntomas físicos se convierten en lo protagonista de sus vidas. La frecuencia de pensamientos intrusivos sobre el miedo a enfermar hace complicado que se centren en las actividades del presente.

 

PAUTAS PARA MANEJARLA DURANTE EL COVID-19

La hipocondría es un problema que genera mucho sufrimiento y esta pandemia hace que sea mucho más complicado gestionarla. Por ello, algunas pautas para poder alcanzar dicho fin son: 

  • Dosificar la información: es importante que no estemos revisando continuamente los medios de comunicación con respecto a la pandemia o ante cualquier enfermedad. El tener sobredosis de información contribuye a aumentar la obsesión y la angustia. Por ejemplo: con ver las noticias una vez al día con respecto a la pandemia, es más que suficiente.
  • Entrenar nuestra atención: Si nuestra atención está dirigida a pensar que tenemos una enfermedad, nuestra emoción será de angustia. Por ello, es importante entrenar nuestra mente a redirigir la atención y a aplazar los pensamientos intrusivos cuando nos percatamos de que ya hemos dedicado un espacio concreto a revisar los mismos y hemos concluido que está todo en orden.
  • Realizar actividades gratificantes: es importante mantenernos ocupados y no dejar de realizar aquellas actividades que resulten agradables para mejorar nuestro estado de ánimo y, de esa forma, también sea más fácil combatir la visión negativa e intrusiva de los pensamientos catastrofistas.
  • Eliminar el monopolio de la enfermedad en las conversaciones: a menudo hablar de ello nos puede generar sensación de alivio, pero hablar de ello constantemente lo que hace es reforzar el bucle obsesivo, generando nuevamente niveles elevados de angustia. Por ejemplo: podemos hablar de la pandemia, pero no puede convertirse en el único tema de conversación.

Como vemos, la salud es un tema primordial que es importante cuidar, pero hay que saber diferenciar cuando tenemos razones para preocuparnos y cuando es el miedo el que se apodera de nosotros y toma las riendas. Es importante vivir los procesos de salud con normalidad y ser capaces de afrontarlos de la mejor manera posible. Por ello, si crees que necesitas mejorar en dicho aspecto y aprender herramientas para afrontarlo, acude a profesionales para que te guíen y acompañen en ese proceso de construir un camino hacia tu bienestar.

Mayo 2020

Cristina González Díaz

Psicóloga Sanitaria

Psicóloga Sistémica y Experta en Trastornos Alimenticios

AtienzaBoada Centro de Psicología

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